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sábado, 16 de octubre de 2010

DOMINGO XXIX TIEMPO ORDINARIO C PAUTAS HOMILIA

QUE ES LA ORACION ?


La oración es un impulso de nuestra alma, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto en los problemas externos que nos envuelven en la sociedad como desde dentro de la alegría. "La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes"(San Juan Damasceno, f. o. 3, 24).

Las Lecturas de hoy nos hablan de la perseverancia en la oración. Vemos a Moisés en la Primera Lectura (Ex. 17, 8-13) con las manos en alto en señal de súplica al Señor. Mientras Moisés oraba el ejército de Israel vencía; si las bajaba, sucedía lo contrario. Llegó un momento que ya Moisés no pudo sostener sus brazos y tuvo que ser ayudado.

El Evangelio (Lc. 18, 1-8) nos habla de una parábola del Señor, en la cual nos presenta un Juez injusto que no quiere saber nada de una pobre viuda que lo busca para que le haga justicia contra su adversario. Y el inhumano Juez termina por acceder a las insistentes y perseverantes peticiones de la pobre mujer.

Jesús usa este ejemplo para darnos a entender que Dios, que no es como el Juez inhumano e injusto, sino que es infinitamente Bueno y Justo, escuchará nuestras oraciones constantes, insistentes y perseverantes.

Sin embargo, recordemos que debemos saber qué pedir y cómo pedir a Dios. Hace poco las Lecturas nos hablaban de que si pedíamos Dios nos daba:“Pidan y se les dará”. Pero debemos recordar lo que decía ese texto al final:“Dios dará cosas buenas a los que se las pidan” (Mt. 7, 11).

¿Qué significa esto de “cosas buenas”? Significa que debemos saber pedir lo que Dios nos quiere dar. Y estar confiados en que es Dios Quien sabe qué nos conviene. Esas “cosas buenas” son las cosas que nos convienen.

¿Por qué parece que Dios a veces no responde nuestras oraciones? Porque la mayoría de las veces pedimos lo que no nos conviene.

La Segunda Lectura (2 Tim. 3,14 - 4,2) nos pide también firmeza en la Fe (“permanece firme en lo que has aprendido”), seguridad en la Sabiduría que encontramos viviendo la Palabra de Dios.Y además nos habla de la necesidad de la Fe para la salvación (“la Sagrada Escritura, la cual puede darte la Sabiduría que, por la Fe en Cristo Jesús conduce a la salvación”).

Pero, adicionalmente, nos habla de la obligación que tenemos de comunicar esa Fe contenida en la Palabra de Dios.Y esa obligación deriva de la necesidad que hay de anunciarla en atención -precisamente- a la Segunda Venida de Cristo:“En presencia de Dios y de Cristo Jesús, te pido encarecidamente que, por su advenimiento y por su Reino, anuncies la Palabra”.

En resumidas cuentas, las lecturas de hoy nos invitan a orar, a orar con perseverancia para pedir para nosotros y para todos la Fe que Jesucristo quiere encontrar cuando vuelva.

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