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sábado, 23 de octubre de 2010

CURSILLOS PRE MATRIMONIALES

ARCIPRESTAZGO DE ALAGON

1er. Cursillo de NOVIOS: 6 de noviembre al 18 de Diciembre, HORA 20:00. Locales parroquiales

¿QUÉ HACE FALTA PARA CASARSE?


Para casarse hacen falta principalmente dos cosas:

AMOR: que la pareja se ame de verdad. Aunque esto pueda parecer evidente no siempre es así. Hay personas que se casan por otros motivos o intereses ajenos al amor.

MADUREZ HUMANA: tener la capacidad necesaria para asumir seriamente las responsabilidades que conlleva el compromiso personal y público de vivir juntos formando una familia.
 
QUÉ HACE FALTA PARA CASARSE POR LA IGLESIA?


Además del Amor y de la Madurez humana, para casarse por la Iglesia hacen falta otras dos cosas fundamentales:

CREER EN DIOS, JESUCRISTO Y SU IGLESIA: ser CRISTIANO con todo lo que eso implica, y no sólo creyente. Creyente es el que cree en Dios, ya sea judío, musulmán, budista... El cristiano cree en EL DIOS DE JESUCRISTO. Es decir, cree y entiende a Dios como Jesús nos enseña en el Evangelio.

- ENTENDER EL MATRIMONIO COMO SACRAMENTO: es decir, como un compromiso de amor que expresa y manifiesta el mismo amor de Dios, y que le pareja ha de vivir con decisión, entrega y fidelidad para siempre.

Es necesaria una reflexión seria y profunda antes de tomar la decisión de casarse por la Iglesia. Sería bueno, por tanto, preguntarse con sinceridad:

¿Por qué nos casamos por la Iglesia?

¿Qué sentido tiene para nosotros el Sacramento del matrimonio?

¿Qué va a representar después, en nuestra vida de cada día, este compromiso que vamos a contraer ante Cristo y la Iglesia?

Una reflexión que tiene que hacer cada uno personalmente y como pareja, juntos. Y el Cursillo Prematrimonial debe suponer una oportunidad para reflexionar sobre todo esto y para clarificar posturas.

Lo que la Iglesia hace se puede resumir en tres cosas:


Escuchar y conocer en profundidad la PALABRA DE DIOS, para poder vivirla y predicarla.

Celebrar su fe en la ORACIÓN y los SACRAMENTOS, principalmente en la EUCARISTÍA de cada domingo para conmemorar la Muerte y Resurrección del Señor, reunida como una familia.

Vivir la vida desde la fe, actuando con los criterios de la ética cristiana. COMPROMETIÉNDOSE en el trabajo por hacer un mundo mejor, estando al lado de los pobres, los marginados y los que sufren. 
 
EL MATRIMONIO CRISTIANO.


- ¿QUÉ ES EL MATRIMONIO CRISTIANO?

Según lo que hemos dicho que es un sacramento, sería el encuentro con Dios desde el amor de dos personas que quieren hacer un proyecto de vida común y formar una familia. Un íntima COMUNIDAD DE VIDA Y AMOR bendecida por Dios por medio de su Iglesia.

Para un cristiano, ese amor de la pareja es signo de dos cosas:

El amor de Dios a los hombres.

El amor de Jesucristo a su Iglesia.

Por tanto, el amor conyugal es siempre semejante al amor de Dios: libre, fiel, total, permanente y fecundo. Una pareja creyente ha de tener esto como punto de referencia constante.

Un amor que es siempre una meta a alcanzar, que hay que aprender en continuo proceso de perfección y superación. Hay que aprender en continuo proceso de perfección y superación. Hay que ir realizando el sacramento día a día. No es algo que se agote el día de la boda: es exigencia de entrega renovada cada día.

- CARACTERÍSTICAS DEL MATRIMONIO CRISTIANO

Así entendemos los cristianos el matrimonio. Y de eso se desprenden una serie de características que configuran este sacramento:

LA UNIDAD: La unión que se da en la pareja es tan íntima y estrecha, que comprenden perfectamente aquellas palabras de Jesús: "ya no son dos, sino una sola carne". Son dos "tú", que sin perder su libertad y características propias, forman un "yo".

LA TOTALIDAD: Se ama sin reservas, con todo el corazón, y a toda la persona. Con sus virtudes y defectos, con sus cosas positivas y otras que no lo son tanto. Con un amor "que no busca su interés, no se irrita y no apunta las ofensas", como dice S. Pablo en la primera carta a los Corintios (I Cor. 13)

LA INDISOLUBILIDAD: Se vive una relación que es fiel y para siempre: "en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y la enfermedad, todos los días de la vida".

Ahora, tal vez, se comprenda mejor por qué la Iglesia no acepta el DIVORCIO: por su forma de entender desde la fe el matrimonio, y lo que es una verdadera relación de pareja. El mismo Jesús habla de esto en el Evangelio: "lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (Mt. 19,6).

Todos sabemos que esto es difícil, pero la misión de la Iglesia consiste en señalar el ideal hacia el que tender y por el que tenemos que luchar. Por otra parte, hemos de reconocer que toda pareja eso es lo que desea y lo que anhela en el fondo de su corazón. Después, es verdad, vienen las dificultades de la vida, pero no por eso hemos de rendirnos fácilmente y pensar que se trata de un imposible. Por encima de todas las dificultades la gracia del sacramento nunca va a fallar. La presencia de Dios en el amor de los esposos, que ha hecho nacer su amor, lo fundamente, lo hace crecer y lo lleva a plenitud. En esta presencia de Dios es donde radica la esencia profunda del sacramento del matrimonio, y donde se fundamenta su indisolubilidad, su carácter de ser para siempre.

Además habrá que contar, claro está, con la cooperación y esfuerzo de la pareja, que pone todo su empeño en solucionar los problemas que se presenten, con la ayuda de quien sea necesario: familia, amigos o profesionales de los distintos campos.

Digamos por último, esbozando una sonrisa, que el matrimonio es cosa de tres: tú, tu pareja y Dios.

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