He visto una madre junto a la cuna; por eso sé lo que es el amor.
He mirado a los ojos de un niño; por eso sé lo que es la fe.
He observado a un arco iris; por eso sé lo que es la belleza.
He sentido los golpes del mar; por eso sé lo que es el poder.
He sembrado un árbol; por eso sé lo que es la esperanza.
He oído un pájaro silvestre cantar; por eso sé lo que es la libertad.
He visto una oruga abrirse a la vida; por eso sé lo que son los misterios.
He perdido a un amigo; por eso sé lo que es la tristeza.
He peleado y matado en la guerra; por eso sé lo que es el infierno.
He visto el cielo lleno de estrellas; por eso sé lo que es el infinito.
He visto y sentido todas estas cosas; por eso sé lo que es Dios.
Muchísimas gracias por pasar por mi Mirada, un placer, y gracias tambien por la felicitación..
ResponderEliminarun saludo
Un bonito texto y un bonito blog, valiente donde los haya (atreverse a defender la fe con la que está cayendo :-)). Tenéis mi simpatía, tengo buenos amigos entre los católicos y me alegra tener algunos más, aunque sea por la vía virtual.
ResponderEliminarQue Dios, el de todos, os bendiga, y gracias por vuestro simpático comentario en mi blog. Un abrazo fraterno.
Esta en todo, así que para mí es todo.
ResponderEliminargracias por visitar el Blog de Tercera edad una realidad.
Saludos
Pálido reflejo que el mismo Señor toma de forma didáctica cuando habla de querer arroparnos como una gallina a sus polluelos. ¡Quién! nada como la Biblia para empezar a conocerlo y la Eucaristía para tratarlo. Un abrazo.
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