Entrada destacada

FORMAR DE AGRADECER A NUESTROS CURAS

Nuestros párrocos son algunos de los miembros más trabajadores de la Iglesia. El sacerdote parroquial típico trabaja los fines de s...

Seguidores

SEGUIDME

martes, 16 de febrero de 2010

MIERCOLES DE CENIZA

REFLEXIONANDO CON LOS  PADRES  DOMINICOS
MIERCOLES  DE  CENIZA

La luz de la Palabra de Dios

1ª Lectura: Joel 2, 12-18

12 Y ahora -dice el Señor- volved a mí de todo corazón con ayunos, llantos y lamentos; 13 desgarrad vuestro corazón, no vuestros vestidos; volved al Señor, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, lento a la ira, lleno de lealtad y no le gusta hacer daño. 14 ¡Quién sabe si cambiará de idea y dejará tras de sí una bendición, ofrendas para el Señor, vuestro Dios!

15 ¡Tocad la trompeta en Sión, proclamad un ayuno sagrado, convocad una asamblea, 16 reunid al pueblo, congregad a la comunidad, juntad a los ancianos, traed también a los pequeños y a los niños de pecho! Deje el esposo su alcoba y la esposa su tálamo.

17 Que entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: «Perdona a tu pueblo, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio, a la burla de las gentes. ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?».
18 El Señor se mostró celoso de su tierra y perdonó a su pueblo.

2ª Lectura: 2ª Corintios 5,20-21

20 Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortase por nosotros. En nombre de Cristo os rogamos: reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, le hizo pecado en lugar nuestro, para que nosotros seamos en él justicia de Dios.

1 Siendo, pues, colaboradores, os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. 2 Porque él dice: En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salvación te ayudé.
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de la salvación.

Evangelio: Mt 6,1-6

1 «Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otro modo, no tendréis mérito delante de vuestro Padre celestial». 2 «Por tanto, cuando des limosna, no toques la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que los hombres los alaben. Os aseguro que ya recibieron su recompensa.

3 Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará».

5 «Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, que prefieren rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que los vea todo el mundo. Os aseguro que ya recibieron su recompensa.

6 Tú, cuando reces, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está presente en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

16 «Cuando ayunéis, no estéis tristes como los hipócritas, que desfiguran su rostro para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya recibieron su recompensa.
17 Tú, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lávate la cara, 18 para que los hombres no se den cuenta de que ayunas, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».
Palabra  de Dios.

Reflexión para este día

“ Convertíos a mi de todo corazón. Rasgad los corazones no las vestiduras: convertíos al Señor porque es compasivo y misericordioso”.


En Cuaresma, La Iglesia, guiada por la Palabra de Dios, nos propone un programa de vida claro y exigente. El núcleo de este programa es la conversión y la fe. La Iglesia nos invita a la conversión, a volvernos a Dios y a escucharle para que sepamos y podamos ser testigos de su verdad y de su amor. Una conversión que nace en el corazón, en la verdad de lo que somos, sentimos y hacemos. Una conversión como fruto de la misericordia de Dios, “que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva”.

¡Es la Buena Noticia que nos ha traído Jesucristo!.

Al imponer la ceniza sobre la cabeza de los cristianos, se nos está invitando a una verdadera conversión y a la fe en el Evangelio. “Convertíos y creed en el Evangelio”. El Señor no se conforma con las apariencias. Quiere una conversión real y sincera: La que se origina en lo más profundo del corazón. Eso es lo que da sentido y valor a los signos penitenciales externos.
Se nos invita a ese cambio de mentalidad, como respuesta de fe auténtica. Jesús en persona nos lo dice: “Cuidad de practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos”. Es la réplica de Jesús a tanta hipocresía y a tanta apariencia reinante en nuestra sociedad. Jesús quiere y espera que seamos verdaderos discípulos suyos, no que sólo lo parezcamos. Desea que nos abramos a su mensaje y transmitamos vida, verdad, justicia, paz...: Amor. “En eso conocerán todos que sois de los míos”, dice el Maestro.

San Pablo, desde su propia experiencia de conversión y de fe en Jesús, nos invita a reconciliarnos con la verdad del mensaje de Jesús, Evangelio de Dios: “Os lo pedimos por Cristo, dejaos reconciliar con Dios”.

Miércoles de Ceniza. Cuaresma de 2010. ¡Que no sea una rutina, una costumbre vacía!. Intentemos que sea una apertura a la verdad y a la vida que brotan del Evangelio. Y, fieles a Cristo, tomemos una decisión:
Sembrar sus frutos en nuestro entorno familiar y social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR COMENTAR Y REZA POR MI