Comparto con vosotros esta reflexión.
La impermanencia de la vida es un hecho del que no se puede escapar. No obstante, mientras una cosa es saber en teoría, el que cada momento de nuestra vida puede ser el último, es mucho más difícil en realidad vivir y actuar en un nivel práctico, basado en esa creencia. Muchos de nosotros tendemos a imaginar que siempre habrá otra oportunidad de encontrarnos y hablar con nuestros amigos y parientes, de modo que no importa si algunas cosas quedan sin decirse.
Cada vez que tengo la oportunidad de conocer a alguien, trato de dar lo mejor de mí, ya que ese puede ser nuestro último encuentro. Nunca doy cabida a lamentaciones, esforzándome en concentrar todo mi ser en cada momento.
Es una verdad que no podemos evitar, experimentar la tristeza por una separación.
Probablemente ninguna palabra puede reconfortar el corazón de una madre que ha perdido a su hijo. Alguien con verdadera sabiduría, al conocer a una mujer cuyo hijo a muerto, simplemente debe sentarse a su lado y quedarse allí sin decir ni una sola palabra. Aun cuando no haya intercambio de palabras, esas cálidas vibraciones de afecto y solidaridad desde lo más profundo de la vida de esa persona, serán percibidas.
Lo más importante para los que estamos vivos en este momento, es vivir con esperanza y esforzarnos para ser felices.
Cuando uno se enfrenta a una gran tragedia, pierde la dirección de su vida, tiene que decidir si mantener su espíritu y continuar viviendo con toda su fuerza o dejarse derrumbar por la decepción.
Luchando para sobreponernos a la pena y tristeza que acompaña a la muerte, nos hacemos más conscientes de la dignidad de la vida y compartimos el sufrimiento de otros como el nuestro propio.
Aquellos que pueden superar el dolor y continuar viviendo con fuerza y coraje, merecen respeto. Yo admiro mucho a alguien que pueda superar sus propios sufrimientos y seguir adelante para dejar tras de sí algo de valor para las generaciones futuras.
Por Daisaku Ikeda
y finalmente ocurre esto:
Y nosotros que somos cristianos creyentes, cual es nuestra manera de ver y afrontar la muerte? nuestra fe nos dice que la muerte es el paso definitivo y la participación en la casa del Padre "En mi casa hay muchas tiendas" ..."venid todos los que estáis cansados y agobiados yo os aliviare"..... ahí la razón de la esperanza de creer y vivir la presencia de nuestro salvador, en el ponemos nuestra confianza y tenemos la certeza de volver al lugar de donde venimos.
Jesús también tuvo miedo a la muerte, miedo a la incertidumbre.."Padre en tus manos encomiendo mi espíritu"... "Padre...aleja de mi este trago amarlo". Entonces quienes somos nosotros para no sentir esa ausencia en nuestras vidas? Como no podemos sentir la ausencia de aquel, con quien hemos compartido la vida, con quien hemos compartido confidencias, con quien nos hemos sentado a la mesa ? etc., etc.
La vida es un don de Dios, que nos da oportunidad de vivir con alegría y con esperanza.
La muerte de los seres queridos nos produce un gran dolor, lo pasé con mis padres y otrss personas muy queridas por mí, pero es bien verdad que si confías en Dios te da mucha tranquilidad y el dolor se lleva de otra manera. Pienso que la peor pérdida es la de los hijos, he visto a amigas que han pasado por ese trance y el dolor es intenso, el peor que he visto a algunas su fe les ha ayudado mucho........Estamos de paso en esta vida y más tarde o más temprano tendremos que partir pero yo confío en esas palabras de Jesús. Saludos pater
ResponderEliminarLa fe y resignación creo que juegan un rol importante en estos momentos trágicos.
ResponderEliminarExcelentes reflexiones.
Un abrazo y buen fin de semana.