Entrada destacada

FORMAR DE AGRADECER A NUESTROS CURAS

Nuestros párrocos son algunos de los miembros más trabajadores de la Iglesia. El sacerdote parroquial típico trabaja los fines de s...

Seguidores

SEGUIDME

domingo, 1 de marzo de 2009

CUARESMA MONS. BRAULIO SAENZ

Santa Crua - 01/03/2009 ( ofc. de Prensa ):
Domingo 1º de marzo del 2009 HOMILÍA DE MONS. BRAULIO SÁEZ 1-III-09


Queridos hermanos, nos queremos unir de una manera muy particular a nuestro Cardenal Julio, que está recuperándose muy favorablemente; en la oración, en el cariño y la comunión.

Es importante tomar conciencia de la pandemia del Dengue que estamos sufriendo en todo el país, todos podemos hacer algo; tenemos que poner nuestras manos, nuestra imaginación y sobre todo, los medios que estén a nuestro alcance para erradicar este mal que está cobrando ya muchas vidas.

Con el rito de la imposición de la ceniza, iniciábamos el miércoles el tiempo de la cuaresma, un tiempo para encarar los desafíos que nos presenta la vida de fe y que ha de animar tanto los aspectos personales como sociales o políticos, como también los aspectos de nuestra familia, de nuestra vida personal. Tiempo para superar la superficialidad y la frivolidad que nos propone la sociedad de consumo y espero que hayamos dejado todos el carnaval y que comencemos a meternos de lleno en lo que significa el tiempo de la cuaresma, un tiempo tan importante para el cristiano, porque descubrimos el mensaje que Cristo nos trae a través de su palabra y del testimonio de su vida.

La Cuaresma es tiempo para iniciar, como nos decía el Papa Benedicto XVI en el mensaje de Cuaresma, un camino que nos conduce a la Pascua; es tiempo para asumir este misterio de la vida manifestada en Cristo resucitado. Este camino que iniciamos tiene una meta y ésta es la vida nueva en Jesucristo. No podemos quedarnos solamente en la cuaresma, la cuaresma y la muerte de Cristo miran a un acontecimiento mucho más importante que es la vida en plenitud que El nos trae por medio de la resurrección. A veces nos quedamos a mitad de camino o nos quedamos a final de camino, casi, pero no llegamos a la meta, nos quedamos la gran mayoría de los cristianos en el Viernes Santo y no llegamos a vivir esa experiencia de saber que Cristo ha resucitado, que El es nuestra vida, y que El es nuestra Pascua. La pascua que nos da una dimensión nueva de la vida futura y de la vida presente. La Palabra de Dios y la fuerza del Espíritu nos guía y empuja para revelarnos los proyectos que Dios nos tiene preparados; es importante dejar durante este tiempo que nos guíe la fuerza del espíritu, pero también la fuerza del evangelio.

El Evangelista Marcos nos presenta hoy a Jesús en un tiempo concreto y en un espacio determinado, el desierto, justamente en ese lugar donde la gran mayoría de nosotros no queremos ir porque tenemos miedo a enfrentarnos con nosotros mismos, tenemos miedo a ver la realidad que nos circunda, porque tenemos miedo de escuchar la palabra del Señor, porque es el desierto donde el Señor se manifiesta. Desierto es el lugar donde el pueblo vuelve en los grandes momentos de la historia, momentos de crisis, de infidelidad, de abandono de la alianza. Vamos al desierto cuando descubrimos que están en peligro los valores de nuestra sociedad la coherencia de vida, la transparencia, la justicia, la moralidad de las costumbres, la autenticidad; es preciso salir al desierto para reencontrarse con uno mismo, es urgente reunirse como pueblo para mirarnos cuáles son los grandes problemas que hoy tiene Bolivia y que hoy tiene nuestra iglesia de Santa Cruz de la Sierra y es que sólo cuando hacemos silencio y bajamos al profundo del corazón y la conciencia somos capaces de sentir lo que Dios nos pide y lo que el pueblo necesita, es en el desierto físico buscado cuando reconocemos la pequenes del corazón humano, los egoísmos personales, las mentiras culposas, las marginaciones que tratamos, para defendernos a nosotros y aprovecharnos de los demás, es también en el desierto cuando somos tentados. Hoy el evangelio que escuchamos, Marcos nos dice que Jesús estuvo en el desierto por espacio de cuarenta días y fue tentad, es en Mateo y en Lucas donde leemos más explícitamente, cuáles son esas tentaciones que tiene Jesús, tentación del pan, tentación del prestigio, tentación del poder, fueron las tres tentaciones que encontró el pueblo Israelita en el desierto después de la salida de Egipto.

¿Qué es la tentación? nos preguntamos. Tentación es todo aquello que nos aleja del camino de Dios. La carta a los hebreos nos dice que Jesús, como todos nosotros fue tentado en todo menos en el pecado, que Jesús se dejo llevar por la fuerza del espíritu y que afronto las tentaciones, metido en medio del pueblo y unido al Padre por la oración, fue fiel, resistió y continuo en el camino de Mesías salvador, y por ese camino es camino de servicio a Dios, y camino de servicio al pueblo.

El Papa Benedicto XVI hace una reflexión sobre el tema del ayuno, que nosotros tenemos que guardar durante este tiempo de cuaresma, pero en esos días nos dice: parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual, y ha querido más bien nuestra cultura, marcada por la búsqueda de libertad material, el valor de una medida terapéutica, para el cuidado del pueblo.

El ayuno, nos dice el Papa, es terapia para curar todo lo que nos impide conformar nuestra vida con la vida de Dios, es también tener la capacidad para saber dar unidad a la persona, cuerpo y alma, para evitar el pecado, crecer y creer en la infinidad de Dios, sobre todo nos ayuda a tomar conciencia de las situaciones en que vivimos, y en las que viven muchos hermanos. A veces somos tentados, pero como lo dice también el evangelista Marcos, somos tentados no solamente por el demonio, sino somos tentados por nuestros hermanos, por nuestros vecinos, por aquellos que están en contra de nosotros, porque ellos no nos dejan la libertad que tenemos de responder a los proyectos que Dios tiene sobre cada uno de nosotros.

Es en el desierto cuando recobramos la fuerza, para que animados por el Espíritu Santo, lanzarnos al anuncio y a la misión. Jesús después que supo el arresto de Juan, se fue a Galilea a proclamar el evangelio, la buena noticia: El tiempo se ha cumplido¨. El tiempo de Dios está cerca, conviértanse y crean en el evangelio, si nos fijamos, hay cuatro momentos importantes, en este anuncio que nos hace Jesús, en este día al comenzar el tiempo de la cuaresma. La espera ha terminado, el reino de Dios ha llegado, hay que cambiar de vida, y hay que creer en la buena noticia. Cuatro exigencias, cuatro compromisos, cuatro actitudes de cada uno de nosotros, tenemos que tener en este tiempo de cuaresma.

Si, la espera ha terminado, Juan primero, luego Jesús nos dice que hay una manera distinta de leer los acontecimientos de la vida, Juan era la voz; Jesús la realización, el cumplimiento, la verdad y la vida. Jesús viene a traernos la verdad, pero ayer como hoy, nos cuesta aceptar la verdad, y a veces hacemos nuestras verdades a nuestro estilo, para defender nuestros intereses personales de grupo o de país.

El reino de Dios ha llegado. Para los fariseos la llegada del reino, dependía del esfuerzo de cada uno, llegaría el reino, cuando hubiesen observado toda la ley, mediante ritos y practicas complicadas. Jesús dice todo lo contrario; el reino de Dios ha llegado ya, está allí, entre ellos. El reino de Dios es Jesucristo, se ha metido en la historia del hombre independiente del esfuerzo del hombre, porque Dios nos ha dado a su hijo muy querido como regalo y como don. Y Jesús dice que el reino de Dios ha llegado, pero todos los escribas y los fariseos, los que no saben o no quieren reconocerlo porque están metidos en sus cosas, Jesús es el cumplimiento de las promesas, y tiene otra mirada para observar la manifestación de Dios. ¿Y cuáles son esos signos de esa manifestación de Dios? Los ciegos ven, los cojos andan, los paralíticos son curados, los pobres son evangelizados, ahí es donde nosotros, tenemos que saber descubrir los signos de la presencia del reino, los signos de Dios en medio de nosotros y para reconocer sobre esto, nos dice Jesús en el evangelio: Cambien de vida, conviértanse, hagan penitencia, arrepiéntanse, el sentido está en estas palabras, es cambiar sobre todo el modo de pensar, y de vivir en nuestro mundo de hoy, para poder percibir está presencia del reino, la persona debe comenzar a pensar, vivir de un modo diferente a lo que estamos viviendo y debe vivir a la manera que se adapte con el reino del evangelio, con la palabra del Señor, con la Buena Noticia; esa es la Buena Noticia, crean en la buena noticia.

Hoy, estamos acostumbrados a escuchar malas noticias, todos los días en la televisión, en la radio en los periódicos escuchamos noticias que nos desagradan, crisis mundial, violencia en las calles, atropellos, desempleo, enfermedad, bajos salarios, falta de diálogo, e incapacidad para las confrontaciones.

El tiempo de cuaresma, nos invita a todos acrecentar y a reafirmar la fe. Fe primero en el Dios de la vida, pero también fe en los hermanos. Hay alguien de quien podemos guiarnos, alguien que no nos engaña, que es de confianza y que habla con verdad. Jesús es quien nos da confianza, es ese que nos anima espiritualmente, es ese que nos ayuda a comprender el misterio de cada uno de nosotros. Es posible vivir en ese ambiente de recogimiento, de conversión, de penitencia, de encuentro con la palabra de Dios. Hoy es la Iglesia, somos nosotros quienes tenemos que vivir las exigencias que nos hace Jesús al iniciar este tiempo de cuaresma, dejarnos llevar por el espíritu al desierto, para un encuentro más profundo con Dios mediante la oración y una vida que esté iluminada por la palabra de Dios, adelantar el tiempo del Reino, para que en nuestro país, en el mundo, se implante la justicia, la verdad, la transparencia. Convertirse de corazón, cambiar no solamente las palabras, sino también las actitudes, las buenas formas, cambiar de verdad para entablar un diálogo sincero, comprensivo entre todos los bolivianos.

Queridos hermanos, queremos signos de esa conversión y de esa nueva vida a la que nosotros tenemos que adaptarnos en este tiempo de penitencia y de oración. ¡Que así sea!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR COMENTAR Y REZA POR MI