OCHO SEÑALES DE UNA PARROQUIA CORRESPONSABLE
SEGÚN LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas». Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión.(Parágrafo #28)
ORACIÓN
La corresponsabilidad auténtica debe basarse en la presencia santificadora de Cristo a través de la oración y los sacramentos que dan alimento espiritual y un vínculo de unidad . El discípulo corresponsable tiene que ser sostenido por encima de todo, con la oración y el contacto constante con la comunidad cristiana.
Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón. Esas propuestas parciales y desintegradoras sólo llegan a grupos reducidos y no tienen fuerza de amplia penetración, porque mutilan el Evangelio. Siempre hace falta cultivar un espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad. Sin momentos detenidos de adoración, de encuentro orante con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían de sentido, nos debilitamos por el cansancio y las dificultades, y el fervor se apaga. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los grupos de oración, de intercesión, de lectura orante de la Palabra, las adoraciones perpetuas de la Eucaristía.(Parágrafo #262)
ACOGIDA
Las parroquias deben de dar la bienvenida con gusto a todos los miembros. Todo el mundo tiene algo que aportar. Se necesita todo el mundo. Comunidades conocidas por su hospitalidad a todos, por la vitalidad de su fe, y por la profundidad de su servicio a las personas necesitadas inspiran invariablemente a otros a participar en la pastoral y que son generosos en su apoyo económico.
La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo. La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia. A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas. (Parágrafo #47)
COMITÉ DE CORRESPONSABILIDAD
Las parroquias necesitan una manera sistemática de la infusión de la espiritualidad y la práctica de la corresponsabilidad en la vida parroquial – la identificación de oportunidades para el miembro de la parroquia a compartir su tiempo, talento, tesoro, y el establecimiento de un proceso para reclutar, reconocer, y agradecer personas en todas las pastorales de la parroquia.
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. (Parágrafo #27)
CAMPAÑA ANUAL DE RENOVAR EL COMPROMISO
La corresponsabilidad se expresa no en un solo programa, pero en un recordatorio y una invitación a comprometerse al Señor constantemente y totalmente. La campaña anual ayuda a transformar la vida de las personas y la vida parroquial. El Papa no nos está pidiendo que dar nuestros bolsillos sino a dar la vida para traer el reino de Dios en medio de nosotros.
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. (Parágrafo #3)
COMPROMISO MISIONERO
La parroquia existe para la misión. Entonces, la parroquia entrega sus recursos de tiempo, talento, y dinero para que proclame el Evangelio e atiende a las personas necesitadas de la parroquia, la comunidad, las periferias, la diócesis y los feligreses universales mediante la creación de oportunidades para la interacción humana.
En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros». (Parágrafo #120)
TRANSPARENCIA
La rendición de cuentas constante es fundamental para una buena administración . Esfuerzos de administración de la parroquia requieren un compromiso visible con la rendición de cuentas para toda la gama de actividades de la parroquia – de la manera en que se toman las decisiones y se llevan a cabo por personal de la parroquia a la forma en que se recogen los recursos, gestionados y utilizados para cambiar vidas.
Pero tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión. (Parágrafo #28)
Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su servicio está la minoría de los ministros ordenados. Ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones. (Parágrafo #102)
PLANIFICACIÓN PASTORAL
Parroquias vibrantes tienen una visión y metas que apoyan la visión compartida. Los objetivos deben ser establecidos para todos las pastorales. Ellos deben ser desafiantes pero realistas y, cuando sea posible, medibles. Es importante señalar que las metas deben ser comunicados con claridad a la parroquia. La parroquia también tiene que ser informado sobre los pasos realizados hacia el logro de su objetivo.
En orden a que este impulso misionero sea cada vez más intenso, generoso y fecundo, exhorto también a cada Iglesia particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma.(Parágrafo #30)
La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así». Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Una postulación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía. Exhorto a todos a aplicar con generosidad y valentía las orientaciones de este documento, sin prohibiciones ni miedos. Lo importante es no caminar solos, contar siempre con los hermanos y especialmente con la guía de los obispos, en un sabio y realista discernimiento pastoral. (Parágrafo #33)
TESTIMONIO DE LOS BAUTIZADOS
Un ingrediente clave es el testimonio personal de los bautizados que han experimentado un cambio de corazón, como resultado de su compromiso a la corresponsabilidad . El testimonio personal es esencial para construir una base sólida para la corresponsabilidad parroquial.
Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino. (Parágrafo #127)
LA ALEGRÍA
La alegría, como dijo Leon Bloy, es un signo infalible de la presencia de Dios.
La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. (Parágrafo #1)
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