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sábado, 12 de febrero de 2011

DOMINGO SEXTO TIEMPO ORDINARIO "A"

En este  domingo la palabra  de Dios, nuevamente  entra a nuestros hogares, nuevamente  nos  refuta, nuevamente nos llama a  reflexionar sobre  nuestras  vivencias  cotidianas, y  quiza  tambien  llamar las cosas por  su  nombre. El  libro  del Sirácida, la  Carta de San Pablo y en el Evangelio de hoy,    El Sermón de la Montaña lo predicó Jesucristo en los primeros meses de su Vida Pública y en él da la pauta de lo que sería la enseñanza que El venía a dar.   El centro de esta predicación del Señor es el Amor y la primacía de éste sobre la Ley.

Por eso deja claramente establecido que no ha venido a abolir la Ley antigua, sino a perfeccionarla.  De allí la insistencia en decir:  “Han oído ustedes que se dijo a los antiguos ... Pero yo les digo: ...”  Con este planteamiento, varias veces repetido, el Señor anuncia los perfeccionamientos más fundamentales que viene a introducir en la Nueva Ley.  Estos perfeccionamientos están basados más en el amor que en el cumplimiento de la Ley Antigua.  Y resultó que el amor terminó siendo  mucho más exigente que la Ley, que los israelitas de entonces  trataban de cumplir al pie de la letra.
Por supuesto, el contenido de este discurso impresionó a la gente que lo escuchó, pero dice San Mateo al final del Sermón de la Montaña que lo que más impresionó fue “su modo de enseñar, porque hablaba con autoridad y no como los maestros de la Ley que tenían ellos” (Mt. 7, 28).

Sería  bueno que  cada uno desde  su pronta de  ser  cristiano, osea  parte  Cristo, caminemos  siempre  siendo  hombres  de  Luz,  hombres que  buscamos la Verdad, una verdad que  el mismo  Cristo  nos  enseño, una  verdad que nos hara  libres, una verdad que nos  hara  ver un poco mas  de nuestras narices.  A veces los hombres  solo  vemos lo que nos  conviene,  lo que  no  molesta.... sin darnos cuenta que  la Verdad esta  en que Jesucristo: Vivio  en medio de nosotros,  por nosotros Murió, y sobre  todo  Resucito...

Por  tanto hermanos Jesucristo nos hizo  comprender que  el Cristiano  debe  y tiene que  ser  autentico  buscador  de  nuevos projimos para  ello  nos entregó, la libertad que es una virtud y un valor eminentemente cristiano.

Las lecturas de hoy se centran en esta libertad auténticamente cristiana. En la primera lectura el Sirácida recurre a imágenes para mostrar la responsabilidad del hombre en su obrar: "Fuego y agua he puesto ante ti, alarga la mano a lo que quieras. Ante el hombre están vida y muerte; lo que él quiera se le dará". Jesucristo en el Evangelio enfrenta la libertad con la elección de lo más propio y peculiar del cristianismo: "Habéis oído que se dijo...pero yo os digo...". 

Para comprender y vivir esta Nueva Ley que Jesús nos trae es necesario que el cristiano esté abierto y se deje penetrar de la Sabiduría Divina.  San Pablo sigue insistiendo en esto a lo largo de esta Primera Carta a los Corintios que hemos estado leyendo estos domingos, junto con el Sermón de la Montaña.
 
La justicia en Mateo significa, en primer lugar, el proyecto de Dios en Cristo (Mt 3,18), en segundo lugar, un nuevo orden humano y social según el plan de Dios: (Mt 5,6; 6,33; 21,32), y finalmente, con sentido ético, la rectitud y fidelidad a la voluntad de Dios.

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