TIEMPO DE CONVERSIÓN
La Cuaresma es un tiempo privilegiado para intensificar el camino de la propia conversión. Este camino supone cooperar con gracia para dar muerte al hombre viejo que actúa en nosotros. Se trata de romper con el pecado que habita en nuestros corazones, alejarnos de todo aquello que nos aparta del Plan de Dios y por consiguiente de nuestra felicidad y realización personal.
En efecto, la vida cristiana no es otra cosa que hacer eco en la propia existencia de aquel dinamismo bautismal, que nos selló para siempre: morir al pecado para nacer a una vida nueva en Jesús, el Hijo de María (Jn 12, 24). Esa es la opción del cristiano: la opción radical coherente y comprometida, desde la propia libertad, que nos conduce al encuentro con Aquel que es Camino, Verdad y Vida (Jn 14, 6); encuentro que nos hace auténticamente libres, nos manifiesta la plenitud de nuestra humanidad.
Todo esto supone una verdadera renovación interior, un despojarse del hombre viejo para revestirse del Señor Jesús. En las palabras de Pablo VI: "Solamente podemos llegar al Reino de Cristo a través de la metanoia, es decir, de aquel íntimo cambio de todo el hombre -de su manera de pensar, juzgar y actuar- impulsados por la santidad y el amor de Dios, tal como se nos ha manifestado a nosotros este amor en Cristo y se nos ha dado planamente en la etapa final de la historia".
Esta es la gran aventura de ser cristiano, a la cual todo hijo de María está invitado. Camino que no está libre de dificultades y tropiezos, pero que vale la pena emprender, pues sólo así el ser humano encuentra respuesta a sus anhelos más profundos, encuentra su propia felicidad.
MARÍA MODELO
En este camino que nos prepara para acoger el misterio pascual del Señor, no puede estar ausente la Madre. María está presente durante la Cuaresma, pero lo está de manera silenciosa, oculta sin hacer notar, como premisa y modelo de la actitud que debemos sumir.
Durante este tiempo de Cuaresma, es el mismo Señor Jesús quien nos señala a su Madre. Él nos la propone como modelo perfecto de acogida a la Palabra de Dios. María es verdaderamente dichosa porque escucha la Palabra de Dios y la cumple (Lc 11, 28).
Caminemos en compañía de María la senda que nos conduce a Jesús. Ella, la primera cristiana, ciertamente es guía segura en nuestro peregrinar hacia la configuración plena con su Hijo
Grazie Padre Milton, per questa bellissima pagina piena di luce, che ci invita a riflettere e meditare.
ResponderEliminarNon dobbiamo lasciarci sopraffare dalle nostre cadute,dalle tentazioni e dai poveri esseri fragili come noi siamo. E' tempo di metterci in cammino... perchè la nostra vita è cadere e risorgere.
Grazie di cuore, P. Milton,le vostre parole sono un bellissimo dono per me.
Un saluto dall'Italia
Luci@