La vida familiar es un arte que requiere cuatro palabras: permiso, gracias,
perdón y por favor
Vivir
en familia es un arte.
Puede decirse, como le dijo el Papa Francisco a los Novios en la Plaza
San Pedro durante el evento de San Valentín el 14 de febrero último, que “es un
camino bello, paciente y fascinante”. Y ese “arte” requiere en buena
parte de las familias la utilización de cuatro palabras que, cada vez con más
frecuencia, están en desuso. En las casas y en la sociedad en general. ¿Cuáles
son? Tres las mencionó Su Santidad en el discurso a los enamorados: permiso,
gracias y perdón. La cuarta, que también es importante desempolvarla,
es por favor.
La
sociedad está crispada. En los colegios, en las calles,
en el tránsito, en los partidos de fútbol, en las relaciones laborales y en
incontables escenarios y situaciones se perciben las altas temperaturas de la
intolerancia. Hay tensiones negativas en todos lados. Es parte de la vida en
comunidad. Y la familia no es ajena a éstas. Es más: la institución familiar es
un microcosmos social. Entonces, sin temor a la equivocación, puede
manifestarse que parte de la vida social es reflejo de la vida familiar.
Poner en práctica las
palabras permiso, gracias,
perdón y por favor puede
hacer una enorme contribución para configurar las relaciones familiares y, por
ende, las comunitarias y sociales. De hecho, las familias cristianas
saben muy bien qué significa que la “Palabra se hizo Carne”. Así, “encarnar”
las palabras mencionadas en las relaciones con los miembros del círculo
familiar y el entorno tiene un efecto multiplicador y transformador fenomenal
para el Bien Común. Porque el Bien, como enseñan los Padres de la Iglesia, tiende a difundirse y a hacer nuevas todas las cosas
en Jesucristo. Se trata, nada más y nada menos, de los “brotes de la
Resurrección” que señaló Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium (La Alegría del Evangelio).
Palabras transformadoras
Permiso tiene
estrecha relación con la cercanía respetuosa. Es acercarse sin invadir. Tener
cautela ante el espacio sagrado del otro. Respetar los tiempos de quienes
comparten la vida con uno. Es entrar con cortesía en la vida de los otros. En
las Florecillas, san Francisco dijo que “la cortesía es una de las
propiedades de Dios” y que “es hermana de la caridad, la cual apaga el odio y
conserva el amor”. El Papa, al respecto, afirmó durante el Día de los
Enamorados: “Sí, la cortesía conserva el amor. Y hoy en nuestras familias, en
nuestro mundo a veces violento y arrogante es necesario tener mucha cortesía”.
En tanto, gracias expresa
la gratitud. Gratitud hacia quien hace un favor, escucha, colabora o tiene un
gesto cálido en el seno familiar. Esta palabra, que se la escucha a veces en
“piloto automático”, parece fácil mencionarla pero no lo es tanto. Requiere
humildad manifestarla. Exige reconocer que la vida que hay en el otro, en el
prójimo más cercano, engrandece con su generosidad la propia antes las
carencias que se tienen. ¿Cuántas veces, por ejemplo, se le pide a Dios un
sinfín de favores pero se lo excluye a la hora de agradecerle los dones que
regala a diario?
También es muy
importante pedir perdón. Es un término que, expresado con un
corazón sincero, sana. Repara. Acorta distancias. Permite crecer como familia
en un contexto de seguridad y armonía, porque la práctica del perdón genera
confianza. Confianza de que se ama a cada uno como es, independientemente de
las debilidades. En la familia todos los miembros deben ser centinelas de la paz, y en ese sentido los
esposos tienen la responsabilidad de dar el ejemplo de “nunca terminar la
jornada sin hacer la paz”,
como afirmó el Papa en San Valentín.
Y por favor. Sí,
hay que saber pedir. Y más que saber, en rigor, es importante aprender a pedir.
Solicitar algo
siempre, y sin excepciones, debe tener en el seno familiar el sello de la
cordialidad. Pedir con amor da autoridad. Los padres bien conocen de qué se
trata esto con los hijos.
Permiso, gracias,
perdón y por favor… ¡Cuatro palabras que, llenas de gestos, brindan un
poder transformador!
El egoísmo, el olvido y la falta de interés, nos impide decir algo tan necesario y bello como, lo siento, perdón, te necesito, te amo, gracias y así es.
ResponderEliminarEl humano se olvida de que su esencia Divina, se entrelaza con todo lo que Es y Existe.
Profundas tus letras para reflexionar.
Desde mi ausencia un abrazo y te dejo mi enlace por si te apetece leerlo.
http://ambaringles.blogspot.co.uk/2015/04/sentimiento-anclado.html
Si estas cuatro palabras se utilizaran en todas las familias este mundo sería el mismo paraíso........Saludos cordiales pater
ResponderEliminarLa capacidad del ser humano para sacar a relucir todo su potencial, es inmensa.
ResponderEliminarEl día a día nos va mostrando el camino; sólo hay que saberlo descubrir con nuestra buena y libre predisposición.
Un abrazo.
Las palabras son parte de la esencia de la vida, y cuando decimos las que tu nos nombras todo adquiere otra mirada y comprensión.
ResponderEliminarUn abrazo
la pasiencia puede ser una larga espera con un final muy maravilloso.
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