En el mundo en que nos encontramos, la palabra confianza parece ser la compañera de un acto arriesgado. La confianza es un
artículo de primera necesidad en las relaciones y a la primera falla, es la
primera que escasea
Ya decía Earl Gray Stevens…La confianza, es como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, sino de estar abierto a todas las preguntas. O el libertador Simón Bolívar…La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan. Entonces pensemos un poco, la confianza es el sentimiento de poder creer a una persona incluso cuando sabemos que mentiríamos en su lugar…Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado. Samuel Jhonson (1709-1784) Escritor inglés. La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito. La confianza sirve en las conversaciones más que el ingenio. Francois de la Rochefould…¡Confiamos demasiado en los sistemas, y muy poco en los hombres!. Benjamin Disraeli.
A veces cuando
veo a la gente tan dubitativa con sus ideas
y sobre todo con su vida, verlos si se fían
de uno o sencillamente se callan, no saben el
tesoro que llevan cargando en sus
hombres con su silencio, creo que el
silencio es el mejor remedio a
buscar la verdad y esa verdad es la que
nos hace descubrir hasta donde y como se puede confiar en los demás.
Decir siempre la verdad es una garantía inequívoca de ser una persona confiable. Así esas verdades sean duras
Una historia que nos enseña a confiar en el silencio de Dios
Según una antigua leyenda, había un hombre llamado Haakon que cuidad una ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodilló ante la cruz y dijo:
"Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la Cruz". Y se quedó fijo con la mirada puesta en la escultura, como esperando la respuesta.
El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras: "Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición."
¿Cuál Señor? preguntó con acento suplicante Haakon. ¿Es una condición difícil? ¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda Señor! respondió el viejo ermitaño.
"Escucha: Suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardarte en silencio siempre".
Haakon contestó: "Os lo prometo, Señor!"
Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la Cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon.
Y éste por largo tiempo cumplió el compromiso.
A nadie dijo nada, pero un día, llegó un rico, después de haber orado, dejó allí olvidada su cartera. Haakon lo vio y calló. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después y se apropió de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en ese momento volvió a entrar el rico en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y le dijo iracundo:
- "¡Dame la bolsa que me has robado!"
El joven sorprendido replicó:
- "¡No he robado ninguna bolsa!"
- "¡No mientas, devuélvemela enseguida!"
- "Le repito que no he cogido ninguna bolsa!"
El rico arremetió furioso contra él. Sonó entonces una voz fuerte:
- "¡Detente!"
El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo permanecer en silencio, gritó, defendió al joven, increpó al rico por la falsa acusación. Este quedó anonadado y salió de la Ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje. Cuando la ermita quedó a solas, Cristo se dirigió a él y le dijo:
- "Baja de la Cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio".
- "Señor, ¿cómo iba a permitir esa injusticia?"
Se cambiaron los oficios. Jesús ocupó la Cruz de nuevo y el ermitaño se quedó ante la cruz.
El Señor, siguió hablando: "Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. Ahora, hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada. Yo sí sé. Por eso callo".
Y el señor nuevamente guardó silencio.
Muchas veces nos preguntamos por qué razón Dios no nos contesta. ¿Por qué razón se queda callado Dios? Muchos de nosotros quisiéramos que Él nos respondiera lo que deseamos oír, pero, Dios no es así. Dios nos responde aún con el silencio. Debemos aprender a escucharlo. Su divino silencio son palabras destinadas a convencernos de que, Él sabe lo que está haciendo. En su silencio nos dice con amor: confien en Mí, que sé bien lo que debo hacer.
Hola amigo, una entrada muy bonita y muy emotiva hasta hace un tiempo, yo confiaba en todo el mundo hoy descubrí que es mejor no confiar en nadie, mientras no pierdas la confianza en ti mismo todo estará bien, y así no sufrirás desilusiones, ni desesperanzas, yo aprendí que todo está dentro de uno mismo hasta dios, no hay que buscar nada fuera, bueno es mi humilde opinión, disculpa mis palabras pero ya sabes yo digo lo que pienso y siento en el momento, me encantan tus escritos, son muy sabios y espero le sirvan a muchas personas, que aun no se descubren así mismas, es un gran placer leerte.
ResponderEliminarAbrazos y cariños que tengas un hermoso fin de semana.
Querido amigo la confianza es algo que uno siente en su interior,aunque a veces esta puede ser traicionada por personas que se apropian de ella para conseguir otros objetivos no tan altruistas.
ResponderEliminarSaludos
Hola Milton
ResponderEliminarPienso que la confianza, en estos tiempos convulsionados, está desgastada. A veces nos entregamos y creemos que el otro/a responderá de la misma manera, pero no siempre es así. Los años y las desilusiones nos van volviendo desconfiados y temerosos, al menos a mí me pasa (aunque esto no debía ser lo correcto)
Un abrazo!
Que tengas un hermoso domingo!
Cuando en la vida te han traicionado de forma cruel y haciendo mucho daño ya es muy dificil volver a confiar en esas personas tan dañinas sobre todo si no has visto ningún tipo d earrepentimiento.........pero siempre hay personas buenas en las que poder confiar.Tu historia es muy iluminadora.Saludos
ResponderEliminarPerdí el primer comentario, lo intento de nuevo....
ResponderEliminarEn la primera que tengo que confiar es en mi misma, recordar que jamás me abandonó y ahora sonrió, porque claro...yo misma con tu ayuda , di la respuesta. GRACIAS¡¡¡
Milton, es tan bueno que te ayuden y tu lo haces
Besos muchos ♥♥♥
Que Dios te bendiga por transmitir tan sabias y certeras palabras. Me resulta harto difícil encarnarlas, pero lo intento día a día. Me trajo hasta vos una amiga que me ilumina el alma: Tramos Romero, y también le agradezco al buen Dios por eso. Son los caminos providenciales del Señor los que nos hacen andar, sin dudas. Te sigo desde hoy.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias!
Fer.