Consejos Para Los Padres
Sobre Los Hijos
Madre: Acaricie a sus hijos. Padre: Abrácelos firmemente.
Permitan que ellos sepan que los aman por la mañana, al mediodía, y por la noche.
Permitan que ellos sepan que los aman por la mañana, al mediodía, y por la noche.
Ponga sus brazos alrededor de ellos, sosténgalos cerca suyo, sienta el latir de sus corazones, la vida nueva que usted formó.
Ruede por el suelo con ellos, bromee, ría y juegue, escuche lo que tienen que decirle, ellos tienen mucho para contarle.
Tome tiempo para conocerlos, vea el color en sus ojos. Aprecie a esa persona tan profunda dentro de sus pequeñas mentiras.
Permita que corran sus dedos por sus cabellos,doble su cabeza, llene sus corazones con palabras de alabanza, haga de su hogar su lugar favorito.
Abrácelos estrechamente en el sofá y mire un programa de televisión, cante con ellos o comparta la lectura de un libro y ayúdelos a crecer en su mundo.
Tome un tiempo para caminar en el parque, sosténgase de la mano, huela las flores, alimente los patos, construya castillos en la arena.
Madre: Acaricie a sus hijos. Padre: Abrácelos firmemente.
Muéstreles que ellos son un regalo,
ámelos para que se sientan bien.
Muéstreles que ellos son un regalo,
ámelos para que se sientan bien.
El amor es para el niño lo que el
sol para las flores. No le basta pan:
necesita caricias para ser bueno
y para ser fuerte.
sol para las flores. No le basta pan:
necesita caricias para ser bueno
y para ser fuerte.
REFLEXION:
¿Por qué Jesús llama «nuevo» el mandamiento de amarnos los unos a los otros?Sólo una vez Jesús calificó de «nuevo» un mandamiento. La víspera de su pasión, Jesús dice a sus discípulos: “Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros; como yo os he amado, amaos los unos a los otros” ¿En qué es nuevo ese mandamiento? ¿Acaso no se pide ya en el mandamiento antiguo: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”? Jesús da una nueva medida al amor. Dice “como yo os he amado” en el momento mismo en el que, por amor, entrega todo. “Antes de la fiesta de la Pascua, Jesús, amando a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Comienza a lavar los pies diciendo: “Es un ejemplo que os doy”.
Jesús va a hacer del amor fraterno la señal de pertenencia a la comunidad de sus discípulos. Como Jesús indica, se trata de un mandamiento nuevo (Jn 13,31-35). Existía ya el mandamiento de amar a los demás. Amar a los que nos aman o nos son simpáticos es una realidad agradable que no necesita ser mandada porque nos sale espontáneamente. Pero como a veces tenemos que amar a los que nos son antipáticos, incluso a nuestros enemigos, por eso Dios dio a su pueblo el mandamiento del amor. Es verdad que el prójimo era considerado el miembro del pueblo de Dios.
Pero Jesús nos dice que es un mandamiento nuevo porque ya no es “amar al prójimo como a ti mismo” sino amar como Jesús nos ha amado. Se trata de como Él estar dispuestos a dar la vida por las personas, y de hecho darla en el día a día. Claro está que ese amor es la señal de los discípulos de Jesús, porque hace presente a Jesús en medio de su comunidad. Al ver cómo se aman, todos recuerdan que están actualizando la vida misma de Jesús. Sin duda alguna el mandamiento nuevo del amor supone que hay una nueva realidad en el Pueblo de Dios. Este ya no se reduce al Israel histórico sino que se ha abierto también a los paganos, a los que Dios había abierto la puerta de la fe (He 14,21-26). Ha sido la resurrección de Jesús la que ha hecho unos cielos nuevos y una tierra nueva (He 14,21-26). Por eso el creyente vive el mandamiento nuevo del amor. Mediante la práctica de este mandamiento, el cristiano colabora con Dios a enjugar las lágrimas de los que lloran.
El papa Francisco ha recordado oportunamente que el cristianismo no es simplemente una organización, aunque necesite estar organizado. Esa organización debe tener en cuenta lo que está en los orígenes del cristianismo. Se trata de una historia de amor, del amor de Dios que se ha revelado de manera sensible en el acontecimiento de Cristo Jesús.